Poema: ¡Mira que me alejo!

¡Mira que me alejo!

¡Ya me voy, mira que me alejo!

¡Ya me voy mira que me voy yendo!

No trates de detenerme eso es tirar el tiempo.

Tirar palabras, lágrimas, eso es tirar buenos recuerdos.

Ya me voy mira que me alejo!

Lo que no sabes es que hace tiempo ya me estaba yendo!

Me iba lento para no dolerte.

Me iba lento para someterme.

Porque me asusto; me asusto de irme lejos sin regreso alguno.

De perderme en los senderos de mi propio aturdimiento.

¡Ya me voy mira que me alejo!

Ambos sabemos que esto se ha vuelto viejo.

Vejez anticipada, sentir antiguo;

Porque aterra revolotear el mapa y no descubrir más camino.

No te quiero lastimar, tú no deseas verme llorar.

Quiero verte sonreír y tú deseas verme feliz.

Pero el dolor nos hunde en su embriaguez.

Embriaguez traicionera que una vez fue felicidad.

De cintas blancas y espuma como el mar.

Embriaguez maldita que ahora nos hunde en su profundidad.

Debo acelerar mi paso el momento ha llegado.

El dolor crece y agonizar no es humano.

Agonía que se extiende en su propio cruel placer.

Agonía que disfruta por morir un poco cada vez.

Debo acelerar el paso; te has dado cuenta que me alejo.

Corres ha alcanzarme, quieres detenerme..

Y yo sueño con quedarme…

Pero ha empezado mi partida desde hace mucho y nadie pudo percibirlo.

No lo percibió el vecino, tu madre ni tu doctor.

No lo percibió tu alma porque jamás leíste mis cartas de carbón. No lo percibí yo misma a pesar de escribirlo a diario, con letra mayor.

¡Ya me voy mira que me alejo!

Te pido que me mires, te pido estar atento.

No para detenerme, llamarme e impedir mí partida;

Sino para que la culpa no se haga nuestra fiera.

Te pido estar atento para sonreírte cuando me marche.

Para amarte y besarte como jamás lo he hecho.

Para seguir amándote mientras doblo la esquina;

esta esquina que separa nuestras vidas,

esquina que indica otro punto de partida.

Carmen Rosa Medina Vasquez